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Cuando tus seres queridos se van sin decir adiós


Escribir este artículo sin que se me erice la piel es algo complejo porque tengo que conectar con las experiencias de pérdida para poder dar la mejor recomendación sobre un proceso que definitivamente marca de por vida a las personas que experimentan la pérdida.


Lamentablemente debido a la situación que vivimos actualmente ocasionada por el COVID-19, muchos de nosotros hemos tenido que enfrentar la muerte de un ser querido, y lo que es peor no tuvimos la oportunidad de decir adiós y despedirnos como hubiéramos querido.


Comparto una enseñanza de la madre de una persona muy cercana a mí y le preguntaron: a usted ya se le murieron sus padres, ya se le murió su esposo y ya se le murió un hijo, ¿Qué duele más? A lo que esta persona respondió: cuando una persona pierde a sus padres, se le llama huérfana; cuando una persona pierde a su marido, se le llama viuda; pero cuando una persona experimenta la muerte de sus hijos, eso no tiene nombre. Perder a un hijo es quizás uno de los dolores más grandes que el ser humano puede experimentar, en ocasiones se debe a que esta muerte no obedece al orden natural de las cosas, o a lo que nosotros consideramos que debiera ser el orden natural de las cosas; en dónde los más viejos deben de morir antes que los más jóvenes.


Usualmente tendemos a expresarnos sobre esta situación y nos referimos a la persona preguntándole si ya superó la muerte de su ser querido, desde mi punto personal nunca se supera, ya que no estamos hablando de una cosa que se repone o algo que sustituye a la persona. Cada proceso es totalmente personal y diferente incluso dentro de la misma familia.


De acuerdo a la psicología el proceso de duelo sigue las siguientes etapas para aprender a convivir con la situación de pérdida. Aquí te enumero las etapas y la función de cada una.


1. Etapa de Negación

Como su nombre lo dice estamos en un proceso en el cual no queremos admitir lo que está pasando, en este momento lo único que estamos haciendo es postergar el dolor, o mejor dicho dejándolo para después. Esta etapa puede ir desde unos cuantos días a meses, la única diferencia es que mientras más largo sea el proceso, mayor será la cantidad de dolor.


2. Etapa de Ira

Durante este proceso se encienden los sentimientos de rabia y resentimiento debido a que tratamos de buscar algún responsable o culpable por la situación que estamos experimentando, esto sucede debido a la frustración de que la muerte es algo irreversible y no hay solución posible ante este escenario y la rabia es la forma en que proyectamos este sentimiento hacia el entorno e incluso ante los seres que amamos.


3. Etapa de Negociación

Durante este proceso jugamos con la idea de que se pudo haber evitado la situación, o plantear escenarios en los cuales hubiéramos podido evitar el proceso de la muerte aquí es donde aparecen todos los hubiera posible ¿Y si hubiéramos hecho esto?


4. Etapa de depresión

Durante este proceso aparecen los sentimientos de tristeza que inundan a la persona llevándola en ocasiones al aislamiento. La tristeza nos permite procesar la pérdida del ser querido, para poder sanar el dolor por algo que sabemos que no tiene solución. Por raro que parezca la tristeza nos permite también empatizar con personas que están sufriendo. La tristeza nos permite prepararnos para despedirnos del ser amado.


5. Etapa de Aceptación

Esta es la última etapa del proceso en donde aprendemos a convivir con el dolor emocional y aceptamos que el ser amado ya no está; con el tiempo vamos recuperando la capacidad de experimentar alegría y placer.


Me encantaría decirte que las etapas van a durar determinadas horas, días o semanas; la duración de las mismas depende del proceso personal que experimente cada individuo y va en función de su relación con la persona que ya no está.


El mejor consejo que te puedo dar a fin de manejar estas emociones, es el de estar agradecido por haber tenido la oportunidad de convivir con esta persona, agradecer que tuviste la oportunidad de convivir y compartir con él grandes momentos. Piensa que tu ser amado no quisiera verte llorar ni triste por su partida, por el contrario a él le gustaría verte feliz y aprovechando cada segundo de tu vida. Enfócate en todas las enseñanzas que te dejó y compártelas con las personas que tuvieron la dicha de conocerla, de esta forma conectarás con una experiencia positiva y valorarás la oportunidad que tuviste de convivir con ella.


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