1. Entiende que tú no eres lo que te pasa
Tú eres lo que decides hacer con lo que te pasa, es decir lo importante no es lo que te sucede, eso está fuera de nuestro control el 90% de las veces y en el mejor de los casos podemos controlar el 10% de las cosas que nos pasan, lo importante aquí es que puedas decidir conscientemente cómo reaccionar ante lo que te sucede.
Hay una historia que me encanta y es excelente para ilustrar esto:
Cuentan que en la era medieval el hijo de un señor mayor se encontró un caballo y llegó muy alegre con su papá y le comentaba: “Papá mira lo que me encontré: ¡Un hermoso caballo!
A lo que el papá respondió con una pregunta ¿Hijo y eso es bueno o es malo? El hijo rápidamente comentó es buenísimo así podré aprender a montar y podemos ir al pueblo más rápido. El padre respondió: “El tiempo nos dirá si es bueno o es malo”
El hijo que nunca había montado se comprometió a aprender a montar, aunque casi siempre caía al piso por no tener una silla de montar para el caballo, a los pocos días en uno de sus múltiples intentos pudo por fin montar el caballo y galopar, cuando de repente el caballo cambió de dirección rápidamente ocasionando que la inercia se encargará de derribar al inexperto jinete.
El jinete cayó sobre una piedra ocasionando que se fracturara la pierna, afortunadamente unas personas que pasaban por el lugar del accidente pudieron llevar al jinete de regreso con su padre.
El hijo le decía a su padre: “¡Mira lo que me pasó por culpa del estúpido caballo!” A lo que el padre le respondió: “¿Hijo eso es bueno o es malo?” El hijo que no aguantaba el dolor no podía creer lo que el padre le preguntaba y le dijo: “ Padre claro que es malísimo no podré caminar y tendré que estar acostado sin poder ayudarte un buen tiempo” a lo que el padre le respondió “Hijo tranquilo, ya nos dirá el tiempo”.
La siguiente semana unos soldados visitaron la casa del papá del jinete reclutando jóvenes para la guerra, al llegar a la casa preguntaron por su hijo y al darse cuenta que no podía caminar decidieron irse, unas semanas después llegó la noticia de que muchos jóvenes habían muerto en esa guerra y el padre le comentó a su hijo: “Hijo todo pasa por alguna razón en particular, muchas veces lo que piensas que es una tragedia se transforma en una gran bendición, lo importante es estar atento a lo que te sucede y descubrir y aprender la lección oculta detrás de lo que te pasa, deja que las cosas fluyan”.
2. Respira
Usualmente no nos damos cuenta que cuando estamos ante una situación que nos provoca estrés nuestra respiración es sumamente rápida y corta, lo que ocasiona que se eleve nuestro ritmo cardiaco y se detone una sensación de pánico en nosotros. Esto es normal si consideras que nuestro cuerpo está programado para atacar o huir y es la parte quizás básica de supervivencia de nuestro cuerpo, sólo que ahora no tienes que salir corriendo de ningún tigre o de los lobos para sobrevivir.
Afortunadamente ya existen en el mercado relojes inteligentes que son capaces de detectar cuando nosotros estamos en este estado indicándonos que debemos respirar o darnos un minuto para respirar de forma profunda, el respirar inhalando profundamente y controlando la respiración para exhalar de la misma forma, nos ayuda a que el oxígeno llegue de forma adecuada al cerebro y nos permita acceder a un estado de mejor control sobre la emoción.
3. Identifica el tipo de emoción que tienes
Es muy importante conocer cuál es la emoción que estás experimentando en ese momento y ponerle la etiqueta adecuada, puede ser miedo, puede ser angustia, puede ser tristeza o puede ser furia, una vez que hayas identificado la emoción es necesario identificar qué es lo que la detona, de ahí tienes que preguntarte si tu reacción va en proporción a la situación que estás experimentando, lo asombroso de los seres humanos es la capacidad de cambiar el estado emocional en un minuto, seguramente en algún momento te pasó que te dijeron que algún amigo habló mal de ti y de inmediato te empezaste a sentir enojado, al tiempo te enteraste que esto no era verdad y la sensación cambió por completo, esto es tan sólo un ejemplo de cómo tenemos el poder sobre las emociones que experimentamos.
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